Y donde está Tina?

Las familias numerosas son una característica muy arraigada en nuestros pueblos latinoamericanos. Al menos eso pasa en Venezuela y en sus estados llaneros. Y la mía no es la excepción. - Sólo mi esposo y yo hemos contribuido con tres hijos, y a más de un@ se le cuadriculan los ojitos, por no decir nada más - (Bueno, en realidad no vengo a polemizar sobre la sobre-población mundial ni mucho menos.)

Lo que hoy vino a mi desde muy temprano en la mañana fue el recuerdo de una familia más numerosa con la que hemos compartido infinidad de momentos valiosos. Y eso que particularmente YO la he vivido de mis tiempos de la universidad hasta hoy.

Ese ayer que parece hoy me trajo a Bel. Un día ella se detuvo frente a mi en la escuela de ingeniería. Al unísono casi nos dijimos: "Tu eres ... ? .... Si, yo soy! ". Un momento mágico.

Casi tres años de carrera y no nos habíamos conocido. Eso que mi Tía Juana* y mi mamá no dejaban de decirnos a ambas:

" - No creo que no sepas quien es FULANA.

- Para mi que tú no la buscas.

- Que tan grande puede ser la Universidad para que tu no la consigas?"

y frases así por el estilo.

Y se llegó el día cuando el universo conspiró para que una amiga común nos uniera las manos para recorrer a partir de allí un arco iris de situaciones únicas, maravillosas e irrepetibles. (si, si... una amiga que nos conocía a ambas desde el principio... Parece que las madres tenían razón, la búsqueda nunca se hizo como debía)

Y desde allí cuadrar horarios, estudiar, apoyarnos, celebrar, reír, llorar, contar, soñar, desesperarte, calmarte, ir y venir en combo fue una sola cosa.

Con Rosy, la hermana menor de Bel la relación no fue tan de compinche, una por los intereses, otra por las carreras de estudio diferentes. Sin embargo, ambas familias contentas. Y nosotras más. Bel no dejaba de decir:

- " Como es posible que nos perdiéramos de tantas cosas. Siempre me sentí aislada, porque mis herman@s son mayores y mis prim@s también. Se cuenta y nadie lo cree. Pero sabes quien esta feliz con este encuentro aparte de mi mamá? Tina. Ella dice que compartir con la familia es lo máximo"

Como tampoco se logra creer que Bel es la número 11 de una docena de hermanos:

Dos hombres: Cayín y Antonio y

Diez mujeres: La Negra, Mari, Tata, Mundo, Tina, Malela, La Chinga, Nena, Bel y Rosy.**

Todos son hijos de una prima de mi papá, quien desde muy pequeña se encontró en la necesidad de trabajar "en casas de familia", para compensar la carencia no sólo económica, sino de afectos de sus padres, quienes decidieron "irse" muy temprano, a la par de mis abuelitos paternos biológicos.

Se casó con un hombre altísimo. El medía más de 1.90 cm de altura. Y todo porque "Uno necesita un hombre que la represente, que inspire respeto y, aquí entre nos, elegante. Para eso debe ser más alto que una. Si es más pequeño que tu no te puedes poner zapatos altos." Este comentario se lo oí a mi Tía Juana muchas veces a partir del re-encuentro.

Ella se encargó de criar doce seres maravillosos, una docena de primos de quienes no tengo recuerdos de infancia.

La primera vez que compartí con todos ellos fue para el matrimonio de Mundo. Bel estaba increíblemente emocionada. Ellos se casaron once meses antes de nosotros. Y nos quedamos en la hermosa casa colonial de mi Tía Juana mi entonces novio-ahora esposo, mi hermano y yo.

Y mi hermano y mi entonces novio con caras de ventilador, mirando de un lado al otro, contemplando pasar de una habitación a otra diez mujeres vestidas, en ropa de casa, en ropa interior, en toalla, con rollos en la cabeza, terminándose de maquillar, COMO VINIESE!

- Préstame las medias,

- Tu tienes el labial?,

- Ud. se puso los zapatos la última vez!,

- Esto me queda bien?

- Apúrate con el baño,

- Abróchame aquí Víctor! (Si, VICTOR!)

No era ausencia de pudor. Era que la mayoría gana! jajajaja

Pero Tina si pedía permiso. Ella si les decía: "Cuidado chicas, allí están Víctor y Juampa." Sólo que al cruzar la puerta, lejos de la vista de ellos se moría de las risas. Disfrutaba un mundo con la cara de perplejos de ambos.

Si con Bel yo estaba fascinada, con el resto de la familia y con Tina la empatía iba en aumento.

Saben que también disfrute de esta fiesta, aparte de los bello de ver salir de la casa a la novia y su cortejo caminando para la Iglesia que quedaba justo al cruzar la esquina?:

En esa casa NO SE PELEA!

En esa casa no se grita (Bueno, sólo Rosy que no aprendió a leer los labios)

En esa casa lo de uno es de todos.

En esa casa todo es alegría.

En esa casa TODO es una fiesta.

Y en esa casa, al menos en esa época, el motor era Tina. Para ese entonces el sostén de la casa era Tina, quien desde su profesión se encargaba de mantener a todos los solteros a punto. La chica de la organización, la mano derecha de todos, la confidente, la que ordenaba, disponía, orientaba y regañaba desde el mejor estilo: el glamour ante todo.

Se necesita algo? Llamemos a Tina. En realidad, nunca necesitabas,porque la anfitriona se adelantaba a tus deseos

Y todos aprendieron de la Tía Juana y de Tina a hacer de tripas corazón.

Una morena espectacular, de escasos 1.55 cm de estatura, siempre de punta en blanco, así fuese en short y camiseta. Con el humor más fino del mundo. Nos imitaba a todos, se reía contigo y de ti. Y nos mantuvo enamorados de ella y toda su gente.

Eso sí. Será el calor de los llanos, pero sabía tomar y le gustaba tomar a la par de los hermanos. Esa noche la rueda alrededor de Tina y del Tío Pedro no se hizo esperar. Me dolía la barriga de tanto reír. He intentado recordar uno de los chistes-anécdotas de esa noche, pero sólo se me viene los rostros alegres y con lágrimas de todos. Allí entendí el "me hizo llorar de la risa".

No se a que hora de la noche recordé que debía llamar a mi mami. Y busqué a Tina (ella tenía las llaves del candado del teléfono, jajaja, ya les dije que ella llevaba el control). Le pregunté a La Chinga : " Y donde está Tina? y me dijo: "Esta en el cuarto, búscala!"

Entre al cuarto colonial, laaaaargo como las casas de antes y no estaba Tina en ninguna de las no se cuantas camas.

"Chinga, no está!" , digo y mi nueva prima me contesta "Si vale, ya vas a ver".

Y a que no saben? Levantó el cubrecama de la cama de Tina y allí, debajo de la cama, en el suelo, descansaba mi primita. Apenas sintió el movimiento y la voz de la hermana diciendo "Ya pasaron los diez minutos, puedes salir!" se levantó.

Me senté a reírme mientras Tina saliendo del escondite me decía: "Ay prima, lo que te falta por saber: una ingesta etílica se recupera en diez minutos debajo de la cama"

Después de esa fiesta? Muchas más ...

Y al año siguiente nuestra boda. Y esperábamos con alegría a nuestros invitados al pie de la escalera. Y por fin llegaron ellas. Y la primera que me saludo, dando un abrazo enorme fue Tina.

No tanto por demostrar su alegría, sino para decirme rapidito:

"No es que no tengo más vestido. Es que yo vengo de Caracas y a estas hermanas mías se les olvido mi traje" - En clara alusión al imperdonable pecado femenino de repetir un traje un una fiesta familiar.

Volví a reír. Tina es única!

Ni que contarles que el primer y único encuentro familiar de la familia de mi padre lo organizó Tina y fue todo un éxito. Estoy viendo las fotos, porque como les dije al principio, amanecí pensando en ellos.

Si, ya sé, este post es largo.

No tanto como mi dolor.

A las 9:00 de la mañana recibí la llamada.

Hubo un accidente. Rosy, su esposo, los dos chicos y Tina.

La familia de Rosy esta hospitalizada.

Y donde está Tina?

Se nos hizo luz.

Se nos adelantó.

De seguro está en un abrazo apretado

con su papá y con el Tío Pedro.

Riéndose de mí, por no recordar los chistes.

Riéndose que me voy camino a su casa,

a ver si la consigo debajo de la cama!

* Tía Juana: Ella no se llama así. Se cambió el nombre porque no le gusta el verdadero.
** Aquí sólo uno se salvó de sobrenombres!